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sábado, 22 de mayo de 2010

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Cuando estaba en el seminario, se puso de moda un montaje de diapositivas que se llamaba la isla de los pozos. Las diapositivas nos contaban la historia de un país donde todo eran pozos. Estos pozos se iban llenado de cosas, de cosas materiales, televisores, libros, consolas, ordenadores. Su tiempo lo utilizaban para hablar de cosas superficiales o bien para jugar algún deporte. La verdad es que el país del los pozos era un país triste. Rápidamente se cansaban de lo que hacían y decidían empezar otra cosa o meter en su pozo mas cosas.
Un día un pozo cansado de todo, empezó a echar fuera de si todo aquello que poseía, los demás pozos estaban escandalizados, y le decían que pretendía con tal hazaña. El no escuchaba a nadie y seguía sacando y sacando cosas de su interior.
Un día noto que un objeto extraído estaba mojado. Esto esta húmedo, ¿como puede ser que en mi interior este húmedo? Con mas ansia sacaba i sacaba cosas. Realmente empezó a tocar agua, todo su interior estaba lleno de agua, compartía el agua con sus vecinos.
Al fin, alguien quiso hacer lo mismo, le paso la misma experiencia, uno y otro decidieron hacer lo mismo que los otros pozos buscar agua en su interior. Poco a poco se dieron cuenta que no tenían fondo, y experimentaron que el agua les unía, como si viniese de un mismo manantial. No podemos decir ya que aquel país de los pozos fuera un país triste, descubrió su alegría. A veces nos olvidamos de cual es nuestra naturaleza: ser hij@s de un mismo Padre.
Pues hoy creí que era un buen día para traer a mi memoria esta historia, pues, el agua que nos une es el Espíritu. Pero solo si estamos vací@s de tantas cosas materiales, si somos capaces de tener un espacio vacío donde quepa el Espíritu podemos saber que el habita en nosotr@s, pero si estamos tan llen@s, tan ajetread@s en nuestro mundo interior no queda espacio para Él.
La experiencia de saber que tu y yo tenemos la misma agua, el mismo Espíritu nos hace sentir unid@s, y junto a otr@s nos emplaza a experimentar la fiesta de la comunidad, el sentirnos iglesia.
Decía el predicador de ejercicios del papa, el Padre Cantalamesa, que el Espíritu habla a través de nuestra conciencia. Y es cierto, pero como la tenemos de ocupada, o de distraída (¿?).
Dice Henri Noumen en mis 24 primeros años de mi vida los utilicé para prepararme para el sacerdocio católico, crecí en una familia católica, estudié en un colegio católico, me relacionaba exclusivamente con católicos. Era una época en que las fronteras estaban claras. Yo era católico, no protestante, ara cristiano, no musulmán, ni hindú. Era creyente, no pagano, era hombre, no mujer, era holandés, no alemán, ni francés. Era blanco, no negro.
Nos va narrando como fue su proceso de desmontar todas estas fronteras, limitaciones o protecciones, hasta descubrir que lo más importante es ser persona, i sobre todo hijo de Dios. Amado profundamente por Dios.
Acaso no tenemos, por desgracia todos los días experiencias de contactos con otras personas en las que notamos que nos tratan con cierta indiferencia, superioridad, ect… y pensamos: acaso est@ no es como yo, si somos personas l@s dos, o no?
El Espíritu de Dios se nos da a tod@s. Y este Espíritu nos da los mismos dones, por igual a tod@s los hij@s de Dios, como vamos a crear estas diferencias, si en nuestro interior somos lo mismo: ESPÍRITU DE DIOS.
Tener este Espíritu es no déjate llevar por las fuerzas del mal, tan presente el nuestro mundo y en el corazón de tantas personas. Seamos capaces de buscar en nuestro interior al Espíritu, tod@s lo tenemos. Que Dios les bendiga.
FELIZ PASQUA DE PENTECOSTÉS.

2 comentarios:

  1. En efecto...todo lo explicado en alguna u otra ocasión afecta a nuestras vidas...en algunos permanentemente. Desprenderse del velo de la indiferencia, incluso del velo de la pretensión de ser únicos en cualquier aspecto incluso el de nuestra propia fe, sentirnos parte de un todo y pertenecientes a un todo que es Dios. Claro está que en esta parte del mundo (Europa) cada vez es más complicado, amenazador sentirse parte de Dios. Aún creo en la persecución como los antiguos cristianos pero otra forma menos física y atroz. Lo que produce otro reto en mi interior, quizás el más importante, incluso superando esas adversidades y acercame más aún al Padre en todo su esplendor con su espíritu constante en mi y con ellos a todos...

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  2. Me gustó mucho la narración sobre la isla de los pozos porque creo que verdaderamente somos esos pozos... al menos personalmente me veo reflejado en esas figuras la mayor parte de mi vida cotidiana... Lo que me pregunto es qué impulsó al pozo a deshacerse de todas esas cosas que ahogaban su esencia de hijo y hermano. ¿Qué nos impulsará a nosotros a lo mismo? Porque aunque lo necesitamos y lo buscamos de mil y una maneras no atinamos... porque en definitiva son nuestras protecciones como se comentaba más abajo, nuestro sistema de seguridades, nuestro modus vivendi. "Veni, Sancte Spiritus, et emitte caelitus lucis tuae radium" (ven Espíritu Santo y desde el cielo envía un rayo de tu luz).
    Enrique

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